Si hay algo que caracteriza a Marruecos son sus maravillosos zocos. Ubicados en las Medinas, es como entrar en otra época, un viaje en el tiempo, donde se despiertan los sentidos, con sus colores, de telas, pañuelos, chilabas, babuchas, maravillosas alfombras.. sus aromas de especias, hierbas, jabones, perfumes, todo natural.. los puestos y tiendas exponen sus productos de tal forma que resaltan más aún si cabe la rica variedad de colores que forma parte de Marruecos. Alfarería única, joyería trabajada delicadamente a mano.. como no, los productos de cuero con su característico olor, trabajado en las curtidurías.. y mientras disfrutas de este viaje en el tiempo y a la vez suena de fondo la llamada a la oración, comprobarás la magia de este país.
El murmullo de sus vendedores siempre con sus regateos, el ir y venir tanto de la gente buscando como de los que llevan de aquí para allá sus productos, la belleza de sus tiendas, conservando el encanto de una época pasada, donde puedes pasar horas y siempre verás algo que antes no habías visto.
Puedes disfrutar de un té mientras regateas en tus compras, y si tiene hambre puedes comer en sus numerosos puestos de «comida rápida», crepes, brochetas, de varios tipos de carne siempre exquisita, son los reyes de los batidos de frutas, y como no, frutos secos y dátiles.. deliciosos.
Hay mercados más humildes, donde la gente se busca la vida vendiendo lo que puede, pero todos tienen su encanto.
Cuando entres en un zoco, no vayas con prisa, disfruta de sus callejuelas, de todo lo que te rodea, no es solo lo que en ellos se vende, es la vida, es el encanto, es la especial sensación que ofrecen los zocos cuando los sabes saborear..
Belén Serna.
Tuareg-Travel, Espíritu Viajero.